¿Te apetece charlar conmigo? Hoy, te voy hablar desde mi más humilde experiencia. Los días malos existen, deja que se expresen. El artículo que vas a leer, se asemeja a esa típica conversación de cafetería junto a un capuccino, con el ruido de fondo de las conversaciones ajenas y música de ambiente.
Cierra los ojos e imagínatelo. Tiene como objetivo acercarte a mi situación actual (y por tanto a la tuya también), vamos a conocernos un poco más. Quiero humanizarme detrás de la pantalla. Las psicólogas también estamos sufriendo con esta situación y, a su vez, aprendiendo mucho mientras adaptamos nuestras vidas, trabajo y relaciones a las circunstancias.
Yo también tengo mis días malos y te contaré cómo les hago frente (aunque es algo muy personal, quiero que veas que nos parecemos más de lo que piensas, saldremos adelante). Suelta la carga que llevas en tus hombros y compártela con todos, así será más llevadera.
Como te decía, yo tengo días malos y más de la cuenta. Vivimos una situación totalmente novedosa que requiere que pongamos en marcha recursos desconocidos hasta el momento (¡bendita resiliencia!). Detrás de la pantalla mientras estás en terapia, estoy en la misma situación que tú, confinada. Parece que tras esta relación terapéutica, nos une algo más y nos estamos humanizando. Me preguntáis cómo estoy con más frecuencia, los valores de las personas salen a flor de piel y estamos descubriendo una vida sin prisas. Detrás del drama que nos rodea, hay familias recuperando el tiempo perdido, parejas que se conocen mejor, niños aprendiendo sobre la vida, personas recuperando actividades pérdidas…
El COVID-19 también me ha aplazado experiencias, oportunidades y eventos, tenemos otro punto en común. No obstante, me gusta mirar la otra cara de la moneda, también, me está brindando la oportunidad de conocerme mejor y aprender nuevas habilidades.
Por tanto, sí, hay días en los que me siento triste. Pero la tristeza es una emoción básica y necesaria, así que la escucho. También hay días en los que siento alegría y culpa por sentirme alegre. Otros días, el enfado invade mis horas… vivimos en una montaña rusa emocional. Ponte el cinturón y permítete disfrutar del recorrido aprendiendo en cada una de las subidas y bajadas.
Te preguntarás qué hago cuando estoy en esta situación con mi conocimiento de la salud mental, aquí tienes mi decálogo de una psicóloga confinada:
1. Le doy espacio a la tristeza: no trato de controlarla ya que sólo genero el efecto contrario, que se quede más tiempo. La identifico y me permito sentirla.
2. Me muevo: el ejercicio ya sea cardiovascular, estiramientos, yoga… me viene muy bien. Libero endorfinas, me dedico un tiempo para mi y cuando acabo me siento relajada.
3. Comparto cómo me siento: expresarle a otra persona mis sentimientos me permiten verlo desde otra perspectiva y disipar el carga que me suponía. Además, la otra persona me puede brindar su apoyo y perspectiva.
4. Tengo una rutina: sin dejar que me esclavice, el único objetivo es que organice mi día y las tareas a completar. Me sienta bien, ver al final del día todas las metas que he ido superando y es un refuerzo para que al día siguiente lo haga de nuevo.
5. Me centro en el momento presente: no viajo en el tiempo, focalizo mi atención en lo que voy a hacer hoy, esto me ayuda a liberar la ansiedad e incertidumbre con respecto al futuro. En definitiva, no ocuparme de lo que no controlo y ocuparme de lo que está en mi mano.
6. Dedicar un tiempo todos los días para mis hobbies: personalmente, me encanta leer y escribir, por tanto, en mi rutina diaria siempre me reservo mis horas dedicadas a esto. Me dan energía, me sirven para desconectar y reconectar conmigo misma.
7. Mantengo un contacto virtual con los míos: las relaciones sociales son nuestro mayor reforzador como seres humanos. Recuerda, estamos distanciados físicamente, no socialmente. No te aísles, llámales habla con ellos/as (no hace falta que lo hagas a todas horas ni todos los días pero no pierdas el contacto).
¿Te notas ansioso/a? este post te interesa.
Las psicólogas aunque estemos más entrenadas en todo esto, nos cuesta llevar a cabo estas estrategias, requiere un esfuerzo. A veces siento que no tengo estructurada mi cabeza o no me apetece hacer nada, soy humana, entiendo como te sientes. Desde mi experiencia personal te traslado mis trucos cuasi-mágicos para hacerle frente al confinamiento tratándome con respeto, amor y optimismo, eso que nunca falte. Te mando un abrazo virtual enorme, esto va dedicado a ti, mi usual lector/a.
Andrea Martínez Pellicer