¿Cuántas veces habéis escuchado historias de conocidos/as que han salido de una primera sesión de terapia con un diagnóstico bajo el brazo? Espero que pocas veces… pero sigue ocurriendo. Como psicóloga, no veo viable diagnosticar ni etiquetar con un «trastorno mental» sin ton ni son, cada persona es diferente y ha vivido en un contexto distinto. En definitiva, dos personas con ansiedad no piensan ni sienten lo mismo. Entonces os estaréis preguntando por qué existen los síndromes… Por ello en este post, veremos qué son los síndromes y por qué están perdiendo valor. Efectivamente los síndromes son trending topic, no dejemos que diagnosticar un síndrome esté de moda.
¿Para qué se usan el concepto de «trastorno mental» en psicología?
Realmente, sirven a modo de guía ya que recogen los principales síntomas y conductas, con el objetivo de que los profesionales de la psicología hablen el «mismo idioma». El manual de referencia es el DSM-V o la CIE-11, aquí se recogen una serie de síntomas bajo el título de trastorno. Esto nos ayuda como profesionales a describir y comprender lo que le ocurre al paciente. Pero NO es suficiente, no es concluyente, hay que tener en cuenta su historia de aprendizaje, su contexto, etc. El trabajo en consulta psicológica es el de ordenar tu historia como si de un puzzle se tratara, darle un significado y encontrar un equilibrio, conociendo todos los mecanismos de aprendizaje que están a la base, en definitiva, conocerte mejor.
¿Por qué están perdiendo valor?
El término síndrome se está utilizando en exceso, en los informativos y periódicos vemos titulares como «el síndrome de la cabaña: tengo miedo de salir de casa tras el confinamiento». Creando estos síndromes, se patologizan conductas o experiencias presentes en la vida cotidiana, es normal tener miedo a salir de casa tras haber estado confinados 3 meses… Por tanto, el uso excesivo de este término lleva a ciertas personas a crear consejos rápidos y poco realistas que lejos de ayudar… parece que se quieran lucrar.
Pongamos algunos ejemplos
1. El Síndrome de Paris:
Se dice que lo experimentan los turistas japoneses al llegar a la ciudad porque dicen sentirse decepcionados dadas las expectativas irreales que tenían sobre la misma. Se manifiesta en forma de ansiedad, mareos, alucinaciones, delirios, etc.
Ahora, os planteo la siguiente reflexión, ¿se está patologizando el choque cultural tan habitual entre dos culturas totalmente diferentes?
2. El Síndrome Postvacacional:
Tiene lugar al finalizar un período de descanso más extenso de lo habitual. La persona que lo vive no se ve capaz de responder a las demandas de la vuelta a la rutina. Se manifiesta en forma de bajo estado de ánimo, decaimiento, apatía, ansiedad, falta de energía, etc.
Reflexión: ¿Se está patologizando el tiempo necesario de adaptación para volver a la rutina?
3. El Síndrome de la Cabaña:
Ocurre cuando tras haber estado un tiempo prolongado encerrado/a en un lugar, tienes miedo a salir, relacionarte con otras personas fuera de tu casa o realizar actividades que, previamente al encierro, formaban parte de tu día a día. Se manifiesta en forma de ansiedad, miedo a salir, insomnio, falta de motivación, dificultad para concentrarse, etc.
Reflexión: ¿Se está patologizando tu adaptación a una nueva normalidad?
Hay muchos, muchísimos más… pero creo que ya te puedes hacer una idea.
A modo de conclusión…
La invención desmedida de síndromes, lejos de describir la conducta humana, patológica la experiencia y nos confunde. En realidad, en muchos casos es una forma de monetizar la salud mental de las personas. Además, daña nuestra profesión como psicólogas/os ya que confunde a la población sobre lo que se hace en una consulta. Por tanto, te animo a que hagas la siguiente reflexión cuando te topes con un nuevo síndrome en los nuevos medios. Antes de adoptar el síndrome como cierto, infórmate y acude a profesionales en la materia, si tienes dudas, aquí estoy para arrojar un poco de luz ante tanta confusión mediática. Tanto en los comentarios como si me la planteáis vía gmail (andrea@tuespaciodeterapia.com) estaré encantada de asesorarte. Recuerda, vivir, experimentar y sentir NO conlleva tener un síndrome o un trastorno mental. STOP patologización de la vida.
Tal y como lo dijo Viktor E. Frankl " El sufrimiento cesa de serlo en el momento en el que adquiere sentido".
La vida es mucho más que alegría o tristeza, hay una riqueza de emociones y experiencias que vas a experimentar día a día, año tras año. Y, sí, las psicólogas no nos libramos de ello, sentir forma parte de vivir, te hablo de mi experiencia en este artículo, te hablo un poquito más sobre mi.
Os mando un abrazo,
Andrea M.P.