Cómo comer de forma consciente

“Un bocado, otro y otro. El plato se acaba. ¿Qué estaba comiendo? Espera. Recuerdo estar cortando las verduras y sazonando el pollo. Vale, ya sé. He comido verduras y pollo sazonado. Lo que estaba viendo en la tele, acaba. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que me senté a comer. Miro el reloj. Ah, sí, hace 10 minutos”. Y así comida tras comida.

mujer come viendo TV

Seguro que más de uno hemos escuchado la frase de Ludwin Feuerbach “somos lo que comemos”. Todos somos conscientes de lo importante que es llevar una dieta equilibrada, para estar bien tanto física como mentalmente. Pero no solo es importante qué comemos, sino también, el cómo se come. Por eso, hoy y ahora, voy a permitirme el lujo de matizarla de la siguiente forma “somos lo que comemos, y cómo lo comemos”. ¿Somos conscientes de cómo llevamos a cabo nuestro acto de comer? Me refiero, a cuanta cantidad comemos, en cuanto tiempo, si comemos solos o acompañados, con distracciones o en silencio, etc.

Estamos tan acostumbrado a llenar nuestra cabeza de estímulos a lo largo de todo el día, que cuando llega la hora de comer, no concebimos otra que seguir con este ritual. Nos sentamos a la mesa o comemos de pie, si ese día no disponemos de mucho tiempo, y encendemos la televisión, con el fin de amenizar este tiempo. Pero ¿por qué necesitamos una distracción en ese momento? ¿tan desagradable nos resulta no tener ruido a nuestro alrededor? ¿tan “incomodo” sería hablar con la persona con la que compartimos mantel? No, ya sé que no. Pero al final muchos de nosotros nos hemos subido a este carrusel que gira de forma constante y no para. Y como os he dicho en mis artículos anteriores, cuan de importante es parar y dedicar tiempo para uno mismo. Conectar, conocernos un poco más, hacer actividades placenteras; y disfrutar con calma y consciencia las tareas que engloban nuestro día. Por ello, en este artículo mi pretensión es enseñarte a convertir ese acto distraído de comer en un momento de calma y placer; así como, que aprendas a cómo comer de forma consciente, prestando más atención, mediante un ejercicio guiado.

¿Qué es la alimentación consciente?

La alimentación conscientemindful eating, es practicar mindfulness o atención plena comiendo. El concepto de mindfulness se basaba en la idea de “prestar atención a los aspectos relevantes de la experiencia de una manera no crítica” (Kabat-Zinn). Pues, en este caso, practicar la alimentación consciente es darnos cuenta de lo que experimentan nuestros sentidos mientras comemos; atentos de nuestra propia experiencia en el acto de comer, que pensamiento, emociones o sentimientos nos evocan cada tipo de alimento.

Sabiendo esto, seguro que por aquí más de uno, práctica la “alimentación inconsciente” es decir, comer con el piloto automático. Hagamos una cosa, ¡Pongámosle solución! Para ello, voy a darte un par de consejos con los que poder beneficiarte al máximo de esta práctica. Además, te acompañaré en un ejercicio guiado para iniciarte en este proceso de búsqueda y descubrimiento de nuevos placeres. Cógeme de la mano y adentrémonos juntos en este maravilloso mundo del autodescubrimiento.

¿Cómo puedo alimentarme conscientemente?

Antes de meternos de lleno en el ejercicio, es importante que tengamos presentes algunos consejos para poder beneficiarnos al máximo de este tipo de actividades, los cuales puedes encontrar en este artículo. A continuación, te daré unos consejos más concretos para la práctica que nos ocupa en este momento.

1.Adecúa tu cuerpo y tu espacio para comer. Pon la mesa de forma cuidada y consciente, para que cuando te sientes a comer tengas a mano todo lo que vayas a necesitar y no te tengas que estar levantando a por agua o sal. Siéntate en la mesa, o en un lugar cómodo, pero evita comer de pie, deprisa, corriendo en la calle o en algún trasporte.

2.Establecer unos horarios de comida es fundamental. Es importante que seamos conscientes de que la hora de comer, no es la hora del ocio o el trabajo. Por lo que evita leer, ver series, curiosear las redes o trabajar mientras estas comiendo.

3.El tiempo que empleamos para comer es muy importante. Mastica y saborea correctamente cada bocado con calma. Es aconsejable que por cada bocado mastiquemos entre 20 – 40 veces. Recuerda que comer debe de ser un placer y los placeres se han de disfrutar lentamente.

4.Soy plenamente consciente que llevar a cabo en cada una de las comidas este tipo de filosofía, es complicado pues las circunstancias y el ambiente no siempre acompañan. Pero lo ideal es que al principio comencemos a practicarlo en una o dos ocasiones por semana, conforme vayamos dominando la técnica, te aconsejo que vayas aumentando este tipo de experiencias. Te aseguro que desearas que llegue la hora de la comida para disfrutar de un nuevo placer.

5.Poco a poco si mantienes esta práctica te darás cuenta que incluso comes menos cantidades que antes; esto es completamente normal. Te explico el porqué. Nuestro cerebro detecta los estímulos de saciedad más o menos a partir de los 20 minutos posteriores desde que comenzaste a comer. Por ello, si nos preparamos un plato y nos lo comemos en tan solo 10 minutos por las prisas, cuando nuestro cerebro quiere reaccionar, ya te has comido todo el plato; y cómo no te saciabas, es posible que incluso hayas comido mucha más cantidad de la que realmente necesita tu cuerpo. Por ello, comamos con calma y sin prisas, dando a nuestro cuerpo tiempo a reaccionar con cada bocado.

6.Recuerda, que si durante el ejercicio, te invaden pensamientos automáticos o intrusivos que te sacan de la experiencia, acógelos con amabilidad y cariño. Gestiónalos, y permítete seguir con la experiencia.

7.Por último, es súper importante que si presentas algún tipo de dolencia o malestar físico, intestinal o estomacal consultes con tu médico antes de realizar este tipo de ejercicios. Si en este artículo, te surge alguna duda conceptual o práctica, puedes contactar conmigo.

Ejercicio guiado

A continuación, te voy a detallar un ejercicio para que aprendas cómo comer de forma consciente. Como siempre, esto es un ejercicio orientativo, en base a esto puedes adaptarlo a tus necesidades o tu tipo de alimentación. Tómate tu tiempo para llevarla a cabo, no voy a marcarte los tiempos, pues depende de la experiencia de cada uno. Mi trabajo desde ahora será guiarte en esta búsqueda del placer.

1. Elige un lugar cómodo y tranquilo donde practicar esta experiencia de cómo comer de forma consciente.

2.Escoge un alimento con el que llevar a cabo el ejercicio. Es recomendable que sea un alimento primitivo (una pasa, una nuez, una onza de chocolate, etc.) y no uno elaborado (un plato de pasta, una paella, etc.). Una vez tengamos más practica con este tipo de ejercicios podremos ir añadiendo alimentos o platos más complejos.

3.Posa el alimento que hayas escogido en la palma de tu mano y obsérvalo. Presta atención a los colores y las tonalidades que presenta. Observa que tipo de forma tiene, si es regular o no, cuál es su textura aparente. Analiza que sensaciones te provoca en contacto con la mano, si pesa, si esta mojado o si te mancha la mano.

4.Ahora, piensa en cómo ese alimento ha llegado tu mano; es decir, como ese alimento ha llegado a ser desde su forma inicial original, a lo que es aquí y ahora, en contacto con tu cuerpo; cómo ha crecido o lo han producido, cómo lo han recolectado o empaquetado, etc. Así mismo, permítete expresar gratitud hacia las personas que han trabajado y dedicado su tiempo en tal proceso. No olvides ser también agradecido contigo, por permitirte ahora apreciar y valorar este pequeño momento de placer.

5.Cierra los ojos, acércate el alimento a la nariz y huélelo, aspirando contigo cada uno de los matices de su aroma. Analiza si su olor es agradable o no, descompón su olor en olores más básicos. Permítete sentir si su olor te evoca algún recuerdo agradable o no. Aspira su aroma un par de veces más y nota como tu olfato poco a poco se va adaptando a ese olor.

6.Acércatelo a los labios, como si quisieras darle un beso. ¿Qué notas? Aprecia como es el tacto del alimento en la sensibilidad de tus labios, como el olor se hace mucho más intenso. Ahora, dale un pequeño mordisco. Sin seguir masticándolo, muévelo en tu boca. Observa como tus pupilas gustativas reaccionan a su sabor; detecta si es dulce, salado, amargo o ácido; experimenta como es su textura en tu boca, si se deshace, si se vuelve más blando o más liso.

7.Mastica despacio ese bocado intentando que el sabor de ese alimento recorra cada centímetro de tu boca. Una vez esté completamente masticado, puedes tragarlo siendo consciente y notando el propio acto de tragar.

8.Haz esto con cada bocado del alimento escogido. Una vez hayas pasado por todos estos pasos, el volver a recorrerlos con el siguiente bocado será mucho más fácil el proceso y te permitirá apreciar mucho más los matices de cada bocado.

Soy consciente que este tipo de ejercicios son complejos y que, en ocasiones, muchos pensamientos nos distraen, pero con práctica, constancia y dedicación cada vez te será mucho más fácil centrarte en la experiencia; obteniendo así los magníficos beneficios que tienen este tipo de prácticas. Si te ha gustado este tema y para poder complementar tu conocimiento, te animo a que le eches un vistazo a este otro artículo. Por último, querido/a lector/a, recuerda que el fin de este artículo es únicamente divulgativo y no equivale, ni forma parte del proceso de terapia.

Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento.

Hipócrates

¡Te espero en mi siguiente artículo!

Un millón de besos,

Nerea C.M

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